El gregario es una de las figuras más importantes y representativas en el mundo del ciclismo. Su principal misión es ayudar al líder de un equipo y apoyarlo para tenga el menos desgaste de sus piernas y dispute un mano a mano con los demás rivales. Este ciclista juega un papel clave al momento de controlar una carrera.
El líder y el gregario son la pareja perfecta dentro de una formación. El primero debe confiar con los ojos cerrados en el segundo y seguirlo detrás de su rueda sin reproches. Todos trabajan por un bien común, conseguir la victoria del líder. Por esta razón, cuando un líder alcanza el éxito durante una carrera, lo primero que hace es agradecer el trabajo de todo su equipo, porque sin el gregario difícilmente podrían lograrlo.
La responsabilidad del gregario va a depender de la carrera que se dispute, pero siempre tendrá una misión: controlar la carrera. En las Grandes Vueltas el trabajo lo hará con más calma porque las jornadas se desarrollan con más lentitud. En el caso de las Clásicas es diferente, ya que el movimiento será mucho más rápido.
Cabe destacar, que estos corredores son indispensables para aportar orden al equipo, sobre todo en los momentos cruciales de la competencia.
El gregario mete al líder en una burbuja
Los gregarios no pueden faltar en un equipo de ciclismo. Ellos se encargan de meter al líder en una burbuja para quitarle el aire mientras avanza la carrera y hacer que el desgaste sea menor. De esta manera, el líder podrá llegar a la meta con menos carga que los demás corredores y estará listo para hacer mayores esfuerzos en la recta final.
Si bien es cierto que contar con buenos gregarios permitirá que un equipo tenga mayores opciones de éxito, esto no garantizará el triunfo durante una carrera. Un buen gregario, por un lado, controla la carrera y la lleva al ritmo que desee de acuerdo a sus intereses y por el otro, puede meter presión para cambiar el rumbo de una situación.
