El ciclismo se sigue expandiendo por el mundo y quienes lo practican, en muchos casos desconocen parte de su historia o donde se originó. La historia de la bicicleta que luego impulsó la práctica de ciclismo, se remonta a la Alemania del siglo XIX.
Todo arrancó en el año 1817, después de que el barón alemán Karl Christian Ludwing Drais von Sauerbronn, fabricó un vehículo de dos ruedas lineales. Además, tenía un manillar, muy similar al que usan las bicicletas en la actualidad.
Fue así como el ciclismo fue tomando forma. Primero a este invento se le conoció como la “máquina de correr” así como “el caballo de diversión”, hasta que se le llamó velocípedo. A partir de aquél momento ese invento pasó a ser un medio de transporte y una herramienta para ejercitarse.
De esta manera, este innovador vehículo dio paso al ciclismo y al uso de la bicicleta que, con el pasar de los años fue tomando forma, hasta la que conocemos hoy día.
Otras versiones más antiguas de este instrumento
Como es normal con este tipo de inventos, la historia de la bicicleta también tiene otras versiones más antiguas. Existen testimonios que relacionan el origen de este instrumento en Egipto, China e India, sin embargo, no existe certeza ni pruebas de que fue de esa manera.
Lo cierto es que, al velocípedo, se le fueron haciendo algunas mejoras, tal como ocurrió en 1839 cuando un herrero escocés, Kirkpatrick Macmillan la modificó al ponerle los pedales. Después, nuevos inventores se sumaron para hacer nuevos aportes.
James Starley y Pierri Michaux crearon la bicicleta de rueda alta y en la década de 1880, John Starkley inventó la bicicleta de seguridad. Esta creación en la que las dos ruedas eran del mismo tamaño buscaba evitar caídas. Fue así como con el pasar de los años la bicicleta como instrumento o herramienta esencial para la práctica de ciclismo, pasó y sigue pasando por varios procesos de evolución.