Como ya es tradicional los 31 de diciembre, es una fecha para recordar por siempre a Roberto Clemente en medio de mucha nostalgia y tristeza a un inolvidable de la pelota que dejó su huella en la historia de las Grandes Ligas y en su ejemplar comportamiento como ciudadano de bien.
Era el 31 de diciembre de 1972, cuando Roberto Clemente subió a un avión cargado de ayuda humanitaria para los damnificados del terremoto que había sacudido a Managua, pero nunca llegó a su destino. El aparato desapareció en el mar cerca de las costas de Puerto Rico, su país natal.
Tenía 38 años de edad y recién había finalizado su paso exitoso por el beisbol de los Estados Unidos, con números extraordinarios. Logró sonar más de 3000 hits, con cuatro títulos de bateo de la Liga Nacional, 12 Guantes de Oro, un premio al JMV, dos anillos de campeón de Serie Mundial y 15 presencias en el Juego de Estrellas.
Un merecido homenaje
El pasado 31 de diciembre del 2022 fue muy especial. En medio de los festejos de fin de año, hubo tiempo para recordarle y rendirle homenaje póstumo al cumplir medio siglo de aquella fecha trágica.
Ya los eventos en su nombre habían comenzado antes, no solo en Puerto Rico, sino en otros países como Nicaragua, Estados Unidos. En California, dentro del Complejo Roberto Clemente , se le rindió tributo y allí estuvieron presentes desde sus familiares, fans y quienes le conocieron de cerca. Se resaltó su labor noble en favor de las causas ciudadanas.
Desde ese lugar los hijos de Clemente hicieron un anuncio importante. A partir del 2023, el sitio donde se supone cayó el avión – el cuerpo de Clemente nunca fue encontrado – se convertirá en monumento para que los fanáticos puedan acudir allí a rendirle tributo.
El sitio fue inscrito en el Registro Nacional de Lugares Históricos de EE. UU, desde el mes de agosto del año 2022. Aunque no hay una fecha precisa, los miembros de la Fundación Roberto Clemente esperan que el proyecto se cristalice pronto con la seguridad para que pueda ser visitado por muchas personas.
A Clemente también se le conoció por su lucha frontal contra el racismo en las Grandes Ligas. Aunque fue Jackie Robinson fue el primer jugador afro estadounidense en vestir un uniforme en la MLB. El portorriqueño que vivió en carne propio la situación de racismo se negó siempre a recibir un trato inferior.
Cuando Clemente, se puso el uniforme de Piratas de Pittsburgh había en las Grandes Ligas el 90,7% de jugadores eran blancos, un 5,6% eran afros estadounidenses y 3,7% latinos. Su lucha contra el racismo permitió abrir más puertas a muchos otros peloteros afroamericanos y latinos
