Cuando se habla de alimentación saludable, se hace referencia al consumo de alimentos que beneficien un estado de bienestar integral. Esto reduce el riesgo de padecer enfermedades crónicas que se relacionen con ella.
El modelo mediterráneo de alimentación, es una centenaria tradición que favorece a un estado nutricional excelente. Ofrece una sensación satisfactoria y forma parte de la cultura en el mundo entero.
Algunas de las más sólidas y recientes investigaciones, sugieren que hay una relación muy íntima entre el peligro de padecer afecciones, y un estilo de vida no saludable.
Relevancia de una sana alimentación
Las patologías crónicas no infecciosas (algunos tipos de tipos de neoplasias, enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2), estiman las causas principales de discapacidad y muerte a nivel mundial.
Con respecto al vínculo que existe entre el desarrollo de enfermedades crónicas, la conservación de la salud y la alimentación sana, durante los últimos años se ha recolectado una evidencia científica considerable.
Bastantes de las actuales causas de mortalidad, están asociadas íntimamente con aspectos de riesgo que se pueden evitar. Como una alimentación desequilibrada, el consumo de alcohol, el tabaquismo, el sedentarismo y la obesidad.
Concretamente, 5 de los 10 aspectos de peligro que identificó la OMS (Organización Mundial de la Salud), como claves para desarrollar patologías crónicas, están relacionados estrechamente con el ejercicio físico y la alimentación.
Los 5 aspectos son los siguientes: ingesta insuficiente de verduras y frutas, hipertensión arterial, sedentarismo, obesidad e hipercolesterolemia.
Sedentarismo y alimentación no saludable: Responsables de muertes evitables
Ya que el sedentarismo y la alimentación no saludable, pueden ser causantes de una considerable proporción de muertes evitables. Una transformación en estos hábitos, puede repercutir de forma notable en la salud pública.
La política mundial sanitaria, está poniendo énfasis especial en reducir la tasa de mortalidad prematura. También en incrementar la calidad y la esperanza de los años de vida. Por medio del desarrollo de programas nacionales, ajustados a la idiosincrasia y al entorno de la población.
Dicho interés es planteado, para pretender concienciar sobre la influencia del ejercicio y la alimentación en la salud; beneficiar los estudios sobre el ejercicio y la dieta. Y promover la modificación correspondiente de los hábitos de alimentación no saludables.
